Es curioso como los elementos físicos pueden coincidir tan asombrosamente con los de la psique. Por ejemplo, muchas veces el cerebro percibe el rechazo igual que un golpe físico o una herida que nos hubieran hecho. Nos produce un dolor emocional, aunque nadie nos haya pegado a puñetazo en la cara. De ahí que cuando hablemos de equilibrio emocional estemos hablando ni más ni menos que de eso: de autonivelarte, de recuperar el equilibrio.
Cuando pierdes el equilibrio y vas andando o corriendo, una parte de ti se inclina hacia a un lado. Todo el peso recae así en la parte derecha, o en la izquierda, y caes hacia el lado en el que se concentra el mayor peso. La metáfora es evidente cuando hablamos de las emociones.
Has perdido tu equilibrio emocional cuando una o varias emociones determinadas están monopolizando tu vida. Puede ser una sensación de frustración y tristeza. No das a lugar a otras emociones, como la alegría, que no tienen cabida porque te alimentas de tu propio dolor.
Esas emociones de tristeza han adquirido así un mayor peso, lo que provoca que todo tu ser tienda a caer hacia ese lado. Tu tiempo, tus pensamientos, tus esfuerzos, tus comportamientos... todo está impregnado de ese sentimiento, que ocupa el papel central dentro de ti.
Para recuperar el equilibrio emocional, tienes que asumir que en nuestra mente tiene que haber tiempo para estar tristes y tiempo para estar alegres. Los momentos de tristeza son los que te harán apreciar mejor los tiempos de alegría.
Nosotros podemos influir en nuestra mente tratando de "desmonopolizar" el pensamiento, aplicando fuerza sobre la parte de ti que está cediendo frente a la emoción dominante.
Pero una vez que has entendido esto, es importante tratar de recuperar el equilibrio emocional. Tienes que buscar la manera de experimentar emociones positivas, ni más ni menos. Y hay formas en las que tú mismo puedes provocar ese efecto.
1. Haciendo más ejercicio. Cuando haces deporte, recuerda que tiendes a recuperar tu capacidad de autocontrol. Influye sobre tu cerebro, recuperando su equilibrio interior. Además genera endorfinas, lo que te ayuda a combatir ese sentimiento de tristeza. Dijimos que el deporte es una buena terapia para la ansiedad, pero también te puede ayudar cuando estás deprimido.
2. Invirtiendo más tiempo en tus aficiones. Estamos tristes porque dedicamos muchas horas a decirnos a nosotros mismos que estamos tristes. Queremos salir de ahí, pero no podemos, porque estamos tristes. Cambia, sin embargo, lo que te dices a ti mismo. Actúa de otra manera. Empieza a dedicar más tiempo a cosas que tengan la mente ocupada. Y sólo haciendo esto, habrás empezado a recuperar tu equilibrio. Piensa en términos de gestión del tiempo: hoy he dedicado menos minutos/horas a pensar en eso que me produce emociones negativas.
3. Busca a otras personas. Hay personas que forman parte de nuestras vidas durante un tiempo. Y luego ya no. Hemos de asumir que la vida va a dar vueltas. Que a veces tenemos que tomar decisiones que no nos gustan. Y eso implica que conocer nuevas personas siempre sea una forma constructiva de seguir viviendo; porque cuando lo haces, recuperas parte de tu autoestima. Cuando te das la oportunidad de mostrar lo que eres, o nuevas facetas de ti que hasta ahora no te dejaban mostrar.
4. Construye hábitos positivos. Creo que la vida es cíclica y que no estamos diseñados para comportarnos como autómatas. Pero eso no quiere decir que los hábitos no sean necesarios. Hay cosas que hacemos cada día sin darnos cuenta. Esas cosas que repetimos no necesariamente son malas por el hecho de que sean rutinarias. Construir hábitos te ayuda a estructurar tu mente, a que no tengas que improvisar de forma continua, lo que genera una incertidumbre terrible en cualquier ser humano.
5. Dando a otros. Cuando eres útil para otras personas, automáticamente quitas el foco de la fuente de tu dolor: el yo herido. Si algunas personas te han hecho daño, o ya no te sientes igual de bien con ellas, no significa que tengas que seguir a su lado. Pero puedes compensar esa necesidad de dar compartiendo cosas de ti, de lo que eres y lo que sabes, con otros que sí lo aprecien. Un voluntariado, un familiar que necesita ayuda. O hacer un diario terapéutico o un blog que te permita compartir tu vida con personas de diferentes partes del mundo.
Estas cosas creo que ayudan a recuperar el equilibrio emocional en la mayoría de nosotros. A mí me han servido. Lo más importante es entender cuándo la máquina está averiada. Cuando está averiada, si repites el mismo movimiento, el mismo patrón, se romperá más y más. Tienes que distanciarte y empezar a hacer cosas distintas para recuperar el equilibrio.
Cuando las emociones vuelven a estar en su sitio, entonces recuperas tu motivación y capacidad de esfuerzo. Empiezas a arriesgarte más, porque ya te vuelves a sentir seguro de ti mismo. Vuelves a valorarte y a saber perdonarte, si es que hiciste algo mal. Que, en cualquier caso, como dije en el post sobre las diferencias entre ansiedad y depresión, hay que interpretar como un dato, eliminando toda la carga emocional negativa.
¿Has perdido el equilibrio emocional y necesitas más autocontrol? ¿Sientes que te estás cayendo hacia un lado porque hay una emoción predominante dentro de ti? Es necesario empezar a soltar el lastre: regular, nivelar, poner en orden, reducir lo que está tiranizando tu mente.
Cuando pierdes el equilibrio y vas andando o corriendo, una parte de ti se inclina hacia a un lado. Todo el peso recae así en la parte derecha, o en la izquierda, y caes hacia el lado en el que se concentra el mayor peso. La metáfora es evidente cuando hablamos de las emociones.
En qué consiste el equilibrio emocional
Has perdido tu equilibrio emocional cuando una o varias emociones determinadas están monopolizando tu vida. Puede ser una sensación de frustración y tristeza. No das a lugar a otras emociones, como la alegría, que no tienen cabida porque te alimentas de tu propio dolor.
Esas emociones de tristeza han adquirido así un mayor peso, lo que provoca que todo tu ser tienda a caer hacia ese lado. Tu tiempo, tus pensamientos, tus esfuerzos, tus comportamientos... todo está impregnado de ese sentimiento, que ocupa el papel central dentro de ti.
Para recuperar el equilibrio emocional, tienes que asumir que en nuestra mente tiene que haber tiempo para estar tristes y tiempo para estar alegres. Los momentos de tristeza son los que te harán apreciar mejor los tiempos de alegría.
Nosotros podemos influir en nuestra mente tratando de "desmonopolizar" el pensamiento, aplicando fuerza sobre la parte de ti que está cediendo frente a la emoción dominante.
Cómo se recupera el equilibrio emocional
El mero hecho de que entiendas que tu mente funciona como una báscula ya es un gran paso. Y, de hecho, esto no es más que una forma metafórica de decir que en nosotros hay diferentes tipos de hormonas que se complementan y se limitan entre sí para que nuestros pensamientos sean de todo un poco y no algo monótono.Pero una vez que has entendido esto, es importante tratar de recuperar el equilibrio emocional. Tienes que buscar la manera de experimentar emociones positivas, ni más ni menos. Y hay formas en las que tú mismo puedes provocar ese efecto.
Ejercicios para recuperar el equilibrio de la mente
Voy a tratar de resumirlo en algunos pasos. Esto son cosas que me ayudan a recuperar el equilibrio emocional, a no estar tan enfocado en un pensamiento obsesivo que me hace daño.1. Haciendo más ejercicio. Cuando haces deporte, recuerda que tiendes a recuperar tu capacidad de autocontrol. Influye sobre tu cerebro, recuperando su equilibrio interior. Además genera endorfinas, lo que te ayuda a combatir ese sentimiento de tristeza. Dijimos que el deporte es una buena terapia para la ansiedad, pero también te puede ayudar cuando estás deprimido.
2. Invirtiendo más tiempo en tus aficiones. Estamos tristes porque dedicamos muchas horas a decirnos a nosotros mismos que estamos tristes. Queremos salir de ahí, pero no podemos, porque estamos tristes. Cambia, sin embargo, lo que te dices a ti mismo. Actúa de otra manera. Empieza a dedicar más tiempo a cosas que tengan la mente ocupada. Y sólo haciendo esto, habrás empezado a recuperar tu equilibrio. Piensa en términos de gestión del tiempo: hoy he dedicado menos minutos/horas a pensar en eso que me produce emociones negativas.
3. Busca a otras personas. Hay personas que forman parte de nuestras vidas durante un tiempo. Y luego ya no. Hemos de asumir que la vida va a dar vueltas. Que a veces tenemos que tomar decisiones que no nos gustan. Y eso implica que conocer nuevas personas siempre sea una forma constructiva de seguir viviendo; porque cuando lo haces, recuperas parte de tu autoestima. Cuando te das la oportunidad de mostrar lo que eres, o nuevas facetas de ti que hasta ahora no te dejaban mostrar.
4. Construye hábitos positivos. Creo que la vida es cíclica y que no estamos diseñados para comportarnos como autómatas. Pero eso no quiere decir que los hábitos no sean necesarios. Hay cosas que hacemos cada día sin darnos cuenta. Esas cosas que repetimos no necesariamente son malas por el hecho de que sean rutinarias. Construir hábitos te ayuda a estructurar tu mente, a que no tengas que improvisar de forma continua, lo que genera una incertidumbre terrible en cualquier ser humano.
5. Dando a otros. Cuando eres útil para otras personas, automáticamente quitas el foco de la fuente de tu dolor: el yo herido. Si algunas personas te han hecho daño, o ya no te sientes igual de bien con ellas, no significa que tengas que seguir a su lado. Pero puedes compensar esa necesidad de dar compartiendo cosas de ti, de lo que eres y lo que sabes, con otros que sí lo aprecien. Un voluntariado, un familiar que necesita ayuda. O hacer un diario terapéutico o un blog que te permita compartir tu vida con personas de diferentes partes del mundo.
Estas cosas creo que ayudan a recuperar el equilibrio emocional en la mayoría de nosotros. A mí me han servido. Lo más importante es entender cuándo la máquina está averiada. Cuando está averiada, si repites el mismo movimiento, el mismo patrón, se romperá más y más. Tienes que distanciarte y empezar a hacer cosas distintas para recuperar el equilibrio.
Cuando las emociones vuelven a estar en su sitio, entonces recuperas tu motivación y capacidad de esfuerzo. Empiezas a arriesgarte más, porque ya te vuelves a sentir seguro de ti mismo. Vuelves a valorarte y a saber perdonarte, si es que hiciste algo mal. Que, en cualquier caso, como dije en el post sobre las diferencias entre ansiedad y depresión, hay que interpretar como un dato, eliminando toda la carga emocional negativa.
¿Has perdido el equilibrio emocional y necesitas más autocontrol? ¿Sientes que te estás cayendo hacia un lado porque hay una emoción predominante dentro de ti? Es necesario empezar a soltar el lastre: regular, nivelar, poner en orden, reducir lo que está tiranizando tu mente.
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