Por qué intentar agradar a todo el mundo puede ser una fuente de estrés

 ¿Eres de los que intenta siempre agradar a todo el mundo? ¿Y que cuando no lo consigues piensas que hay algo erróneo en ti o te sientes culpable por no estar a la altura?

Me he dado cuenta de que esta sensación de querer agradar a los demás a toda costa y en cualquier circunstancia puede ser una de las causas por las que a veces sufro un estrés excesivo.

Es decir, más vale dar un "no" a tiempo, antes que seguir sufriendo por tratar de agradar a alguien que ya se ha pasado unas cuantas veces los límites razonables del natural equilibrio que debe primar en las relaciones humanas.

¿Cuál es el problema con querer agradar a todo el mundo?



El principal problema con agradar a todo el mundo es, sencillamente... que no se puede.

Y esto puede resultar enormemente agotador.

Cuando le das algo a alguien, es porque se lo estás quitando a otras cosas o a otras personas. Cuando inviertes tiempo en algo o alguien, estás dejando de hacerlo en otras muchas cosas que se han dejado de lado para poner toda tu atención en eso que te obsesiona.

¿Hasta qué punto es bueno ese empeño de querer agradar a todo el mundo? Realmente, puedes llegar a sentirte enormemente frustrado. Porque agradarás a unos primero, pero a costa de no agradar a los otros. Y viceversa.

Siempre vas a tener la sensación de que no llegas. De que estás dándolo todo, pero que aún así no es suficiente.

Y es perfectamente normal, porque agradar a todo el mundo es imposible. 

¿Cómo dejar de tratar de agradar a los demás?


Querer agradar a los demás o dejar una buena impresión es algo normal.

El problema es que se convierta en una obsesión. O que afecte hasta tal punto a tu autoestima que te juzgues y te condenes continuamente por querer agradar y no poder.

Más bien deberíamos preguntarnos. ¿Es la voluntad de los demás algo digno de ser agradado? ¿Y puedo yo realmente hacerlo? ¿Tiene que serlo a costa de las horas de estrés y sufrimiento que necesitamos invertir para que dicha voluntad sea satisfecha?

Si el coste es mayor que el beneficio, entonces claramente responderemos que "no" a esta pregunta. Y tenemos que empezar a pensar cómo decirle a las personas que no podemos darles lo que quieren.

En cambio, si consideras que el esfuerzo realmente merece la pena y que tiene sentido, entonces sí debes considerar el sacrificarte.

Pero todo debe estar dentro de una escala de valores, de unos límites que debemos marcar nosotros mismos para no agotarnos.

Sí tiene sentido esforzarse y dar lo mejor de ti mismo por agradar a tus hijos y seres queridos. Pero debemos ser siempre conscientes de lo que es posible y lo que no, lo que no podemos darle en términos de tiempo y lo que no.

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